lunes, enero 15, 2007

¡América!

"¡Oh, mi América, mi dulce tierra hallada!", escribe Mateo Realdo Colombo en su De re anatómica. No es esta una prorrupción presuntuosa a guisa de ¡Eureka!, sino un lamento, una amarga parodia de sus propios avatares y de su infortunio, proyectada sobre la figura de su tocayo genovés, Christóphoro. Un mismo apellido y, acaso, un mismo destino. No los uno parentesco y la muerte de uno sucede a penas a doce años del nacimiento del otro. La "América" de Mateo es menos remota e infinitamente más breve que la de Cristóbal; de hecho, no excede en mucho las dimensiones de la cabeza de un clavo. Sin embaro, debió permanecer silenciada hasta la muerte de su descubridor y, pese a la insignificancia de su tamaño, no provocó menos revuelos.

He aquí primer párrafo de la primera novela de Federico Andahazi, fértil escritor argentino que ha escrito varias otras novelas de ese tiempo a esta parte, la última de ellas "El Conquistador" (Premio Planeta 2006) se encuentra ahora en mi mesa de luz.
Novela mitad histórica mitad ficción, relata el drama del anatomista Mateo Colón, sus preocupaciones, amores y desamores, objetivos, todo con el trasfondo de una época renacentista y fuertemente cristiana, donde una descubrimiento como el de él no sería precisamente bienvenido por la comunidad de las altas esferas. Personajes poco delineados, casi esfumados, la novela queda, a mi parecer, a mitad de camino, entre histórica y de suspenso. No va más allá, su prosa no es brillante ni mucho menos; es correcta, no innova, se queda ahí, en la historia del descubrimiento y sus consecuencias. ¿Qué descubrimiento? Como compara el párrafo arriba transcripto, el de la América de Mateo. El origen del pecado, la sede del placer. El alma de la mujer puesta a disposición de las manos del hombre. Peligroso descubriento para esa época, triste destino para su descubridor.

Novela playera, liviana y sin demasiado gusto. Como yogurt light.

[ Sobre "El Anatomista", de Federico Andahazi ]