lunes, febrero 05, 2007

"Extranjero"

Una pareja de ancianos campesinos mueren asesinados brutalmente en su casa, en las afueras de Escania. Sin pistas, lo único que guiará la investigación será la última palabra de la mujer, agonizante: Extranjero. El ya famoso policía Kurt Wallander es el que se encargará de resolver este doble homicidio, al tiempo que intenta luchar contra un padre senil que lo vuelve loco, una hija rebelde que se niega a volver a verlo y una esposa que lo ha dejado por otro. El abandono y la soledad lo perturban y sólo la dedicación y pasión por su trabajo parece distraerlo de su infierno personal.
Por eso creo que esta novela gusta tanto: porque no es una llana novela policial con un caso y su resolución, sino que va más allá. Muestra al protagonista como una persona de carne y hueso, con sus miserias y miedos, propios de cualquier ser humano. Eso hace que la historia se humanice, que sea mucho más verosímil y creíble. Además, la problemática social de inmigración de trasfondo y el surgimiento de otros asesinatos relacionados con el principal, casos paralelos a resolver, hacen que la novela cobre vigor y se haga mucho más trepidante, adrenalínica, imparable. Si a todo esto le sumamos una prosa rica pero simple, que nos lleva por donde quiere y no nos marea, que nos cuenta todo y a la vez nos deja con la intriga para que sigamos leyendo, para que no podamos dejar de leer, entonces habremos encontrado Asesinos sin Rostro, primera novela de uno de los mejores escritores de suspenso de estos tiempos, para leer sin parar. Muy recomendable.

[ Sobre "Asesinos sin rostro", de Henning Mankell ]