miércoles, febrero 28, 2007

Canta, oh musa

De boca en boca se transmitían los grandes mitos en la antigua Grecia, hasta que fueron escritos y llegaron hasta nosotros por obra de algún Dios benévolo. Grandiosas y fantásticas aventuras, llenas de dioses tempestuosos y héroes vanidosos, de animales increíbles y mujeres hermosas, de un sinfín de personajes e historias que deslumbraron y deslumbrarán a niños y ancianos por igual. Y así los conocimos nosotros, y llegamos a deleitarnos con ellos hasta la admiración.
Lo mismo me pasó con esta novela, destinada a pasar desapercibida por la gran mayoría, muy a mi pesar.
Llegó a mí por una recomendación, que a su vez provenía de una anterior. Cosas del Hado. Fue así que de boca en boca, de mano en mano, Aquiles pies ligeros llegó hasta mi mesa de luz. Y, al igual que los mitos griegos, despertó en mí curiosidad y admiración por igual. La historia de Ulises, un lector de editorial, agobiado por su trabajo hasta el delirio épico, que un día conoce a un Aquiles invertido, enfermo y deforme, que le cambiará por completo la vida desde la inmovilidad de su silla de ruedas. Un mito imperfectamente perfecto.
Simplemente, una obra maestra, sencilla pero movilizante. Páginas y páginas de brillante narrativa, una imaginación desbordante y atrapante que llena las líneas de alusiones míticas, abundantes e ingeniosas comparaciones, metáforas que te hacen sonreír y volar. Un libro de lectura ágil y refrescante, ameno e inteligente por sobre todo, de esos que queremos releer ni bien llegamos a la última página.

Un libro que yo, a su vez, no puedo dejar de recomendarles a ustedes, queridos amigos. Disfrútenlo.

[ Sobre "Aquiles pies ligeros", del italiano Stefano Benni ]