[ Sobre Mitología Griega, de Nuri Abramowicz ]
domingo, julio 01, 2007
Olímpico
[ Sobre Mitología Griega, de Nuri Abramowicz ]
Escrito por
Matías F
a los
10:10:00 p. m.
|
sábado, junio 23, 2007
Medianoche
YA quiero que se terminen los parciales.
[Aunque todavia no empezaron.]
Escrito por
Matías F
a los
12:37:00 a. m.
|
Etiquetas: Diario
miércoles, junio 13, 2007
The Lord of the Rings
Hoy hago una excepción: hablo de una película en lugar de un libro, pero indirectamente pueden tomar como que hablo del libro (que merece la misma descripción). La otra noche ví por cuarta vez (en casa) El Señor de los Anillos, la comunidad del anillo. Y comprobé que nunca voy a dejar de sorprenderme con esta película, así la vea 5 veces, 10, o 100. La música, la fotografía, los vestuarios, los actores y los personajes, los diálogos, TODO es perfecto. Y hacen que sea un film de esos que ni bien terminan ya querés verlos de nuevo.
Escrito por
Matías F
a los
9:20:00 p. m.
|
lunes, junio 04, 2007
Bichos malos
Así dice Martín Lema, licenciado en Biotecnología, egresado de la Universidad de Quilmes, y autor del libro Guerra Biológica y Bioterrorismo, de la colección “Ciencia que ladra…”. Sumamente interesante para el que se ve atraído por estos temas (lo cual no quiere decir que uno sea un terrorista o proyecto de). Escrito con vocabulario sencillo para el que quiere animarse, no pierde tiempo en datos e información teórica que correspondería al estudio del tema en profundidad, sino que simplemente brinda un acercamiento a la materia, contando datos curiosos y situaciones que uno ignora por lo general. Liviano y corto, como para tomarle el gustito al tema y salir a investigar un poco más, aunque, como el mismo autor aclara, no se encuentra mucha información confiable sobre el tema dando vueltas por ahí. Una especie de “Bioterrorismo para principiantes” (en el buen sentido, se entiende), recomendado para los que dicen “¡¿qué %&$ significa eso?!” cuando oyen hablar de biotecnología y la famosa “guerra biológica. Y para que se vea que hay muchos profesionales made in argentina que quieren que el país progrese y crezca en materia de ciencia, y que quieren que toda la sociedad comience a conocerlos.
Ciencia que ladra… no muerde, sólo da señales de que cabalga.”
Y cuánta razón tiene.
[ Sobre Guerra biológica y bioterrorismo, de Martín Lema ]
Escrito por
Matías F
a los
10:00:00 p. m.
|
Etiquetas: Crítica
martes, mayo 08, 2007
Amor Pasajero
Tu pelo rojizo me sacudió con su brillo al pasar frente a mí; brillo que aún hoy perdura, mientras te escribo, titilando en mis pupilas. Ese brillo y ese perfume, esa estela que dejaste al pasar por el andén, con paso seguro pero impaciente, resuelto y lleno de vitalidad. En ese momento descubrí el significado de la belleza, y el tiempo pareció detenerse en el doblez de tu pollera. El instante se hizo eterno, y al mismo tiempo, tan miserablemente efímero.
Me levanté como hechizado por el encanto de tu andar despreocupado y seguí tus huellas por la línea amarilla, esquivando maletines desganados y perezosos rezagados. Entré con dificultad en el último vagón rumbo a catedral, siguiéndote, siempre unos pasos detrás de los tuyos, temiendo contaminar el aura que te rodeaba si me acercaba demasiado. Entre la multitud que se agolpaba dentro, tu pelo seguía hipnotizándome y tu figura parecía hacerse aún más esbelta dentro de aquel cubículo. Tu mirada turmalina se perdía en publicidades, en imágenes sin sentido que pasaban a toda velocidad afuera, mientras que la mía seguía perdida en el remolino de tus curvas. De repente envidié a los hombres que te rodeaban en ese momento, que te ocultaban y te alejaban, sin saberlo, cada vez más de mí.
En cada estación que pasaba, una nueva inyección humana se colaba entre tu belleza y mi admiración, extendiendo hasta el infinito la insoportable brecha que nos separaba. Mil versos acudieron a mi mente en ese momento. Cientos de poemas de amor que te hubiese recitado al oído de memoria sin titubear, y otros cientos que hubiese podido crear inspirado sólo por la gracia de tus movimientos, por la incandescencia de tu cabello o por la simpleza de tu rostro. Palabras bellas pero inútiles, como tantas otras que murieron en mi boca antes de nacer.
Bajaste de pronto en alguna estación que ya no recuerdo, arrastrada por una masa amorfa que te engulló sin piedad al abrirse la puerta. Hombres y mujeres que se movían impacientes, chocándose impunes unos contra otros, como hormigas desesperadas tratando de llegar a tiempo a algún lugar. A ningún lugar.
Tu perfume me guiaba por los pasillos de la estación a medida que los recorría con creciente impaciencia, y aunque ya no te veía, te podía sentir. Cada vez más tenue, se me hacía difícil seguir tu rastro entre la multitud. Mil rostros sin expresión desfilaban a mí alrededor, absurdos, mareándome y burlándose de mi insensata pero desesperada búsqueda.¿Es que nunca corrieron detrás de alguien que ni siquiera conocían? ¿Es que nunca han perseguido con ingenua locura a alguien que veían por primera vez, para averiguar a dónde iba, qué hacía, quién era? ¿Es que nunca se han enamorado con tan solo una mirada?
Al final del camino me topé con la escalera, invariable, que me condujo a la superficie, donde el aire frío del mundo exterior chocó contra mí con crueldad, devolviéndome a la realidad. A la triste realidad de que te habías ido sin dejar huella, de que te había perdido.
El martes amaneció lluvioso, y a la misma hora te esperé en la estación. Pasaron las horas, lentas, pero tú no apareciste. Pasaron los mismos rostros sin expresión, pasaron los mismos hombres y mujeres apurados tratando de llegar a ningún lugar. Pero no pasaste tú. Y así pasaron los días, las semanas. Pasó el tiempo, pasaron cientos de trenes, llenos y vacíos, pero tú no entraste ni saliste de ninguno de ellos.
A pesar de todo, el fuego de tu cabello y el brillo de tus ojos no se han borrado aún de mi memoria, que los guarda como piezas invalorables de algún tesoro perdido, aunque ya no los he vuelto a ver pasar seguros e impacientes por el andén. Comprendí no sin esfuerzo que seguir buscándote sería inútil, como quizás también lo sea escribirte estas líneas, sentado en este mismo banco donde te vi pasar el día que te conocí; esperando que algún día las encuentres y las leas en el andén, mientras esperas, para que sepas que en algún lugar, alguien aún espera verte pasar.
[Disculpen la desaparición prolongada en exceso, gracias a todos los que siguieron pasando a ver si habia vuelto. Nos volvemos a leer.]
Escrito por
Matías F
a los
11:52:00 p. m.
|
lunes, marzo 12, 2007
Serie de eventos desafortunados
Cuando te recuerdan que debés ir a buscarla a retiro a las 5 a.m. todavía pensás: "Bueno, es mi madre, hay cosas peores".
Los taxistas semidementes (¿semi dije?), dueños absolutos del transporte nocturno, que te bendicen o maldicen por igual al finalizar el viaje son moneda corriente, aunque hacen que la situación empeore considerablemente.
Una asignación mal de materias le pasa a cualquiera. Que las 3 materias estén superpuestas unas con otras dejandote la posibilidad de cursar una sola no tanto. Y el humor empeora.
Pero cuando parece que nada puede ser peor, te olvidás las llaves del departamento adentro, un domingo al mediodía. Sin mencionar que la puerta era blindada. Maldito Ábrete sesamo, ¿por qué eso sólo funciona en los cuentos?
Humor de perros.
[ Aunque pensándolo bien, no hay mal humor que un buen libro no pueda mejorar.]
Escrito por
Matías F
a los
10:56:00 p. m.
|
Etiquetas: Diario
miércoles, febrero 28, 2007
Canta, oh musa
Lo mismo me pasó con esta novela, destinada a pasar desapercibida por la gran mayoría, muy a mi pesar.
Llegó a mí por una recomendación, que a su vez provenía de una anterior. Cosas del Hado. Fue así que de boca en boca, de mano en mano, Aquiles pies ligeros llegó hasta mi mesa de luz. Y, al igual que los mitos griegos, despertó en mí curiosidad y admiración por igual. La historia de Ulises, un lector de editorial, agobiado por su trabajo hasta el delirio épico, que un día conoce a un Aquiles invertido, enfermo y deforme, que le cambiará por completo la vida desde la inmovilidad de su silla de ruedas. Un mito imperfectamente perfecto.
Un libro que yo, a su vez, no puedo dejar de recomendarles a ustedes, queridos amigos. Disfrútenlo.
[ Sobre "Aquiles pies ligeros", del italiano Stefano Benni ]
Escrito por
Matías F
a los
10:40:00 p. m.
|
Etiquetas: Crítica
sábado, febrero 24, 2007
Que vuelva
Que cante sobre el roble por última vez la calandria, y deje en mi oido contaminado su humilde y triste melodía.
Que sople esa brisa del sur una vez más, y se lleve por fin la última estela de tu perfume barato.
Que se vuelen todos tus recuerdos de mi mente, como las palomas de la plaza, aquella vez en septiembre.
Que no vuelva a sonar más el teléfono desesperado por las noches, que no resuene tu voz en el vacío eco del ascensor en la madrugada.
Que se vaya de mi sábana el garabato de tu silueta, y de la almohada mojada el insomnio que provocas.
Y que vuelva a ser el de antes, antes de la destrucción de tu pelo, antes del beso de fuego, del recuerdo aún ardiente en mi piel. Antes de que te vayas dejándome aquí, rogando que vuelvas para que me veas partir a mí.
Escrito por
Matías F
a los
6:59:00 p. m.
|
Etiquetas: Ficción
sábado, febrero 17, 2007
Misterioso Oriente
Comandados por Tío, un viejo y famoso ilustrador de los talleres de Palacio, Cigüeña, Aceituna, Mariposa, y Donoso comenzarán a trabajar por separado en las ilustraciones de este libro especial. Hasta que uno de ellos es asesinado, y el libro queda sin terminar.
“Ahora estoy muerto, soy un cadáver en el fondo de un pozo. Hace mucho que exhalé mi último suspiro y que mi corazón se detuvo pero, exceptuando el miserable de mi asesino, nadie sabe lo que me ha ocurrido.”
Así comienza esta novela, con las enigmáticas y desesperadas palabras del muerto. El principio del fin de un proyecto demasiado ambicioso, el comienzo de una historia de envidias y celos, orgullos y humillaciones, dudas y seguridades; acerca de una sociedad y un arte, el de la ilustración, que Pamuk se encargará de describirnos con tanto detalle y empero que logrará transportarnos íntegros a aquella hoguera de las vanidades orientales, para que nos sintamos parte de ese taller, para que tratemos de atrapar al asesino, para que nos admiremos del esplendor de aquellas grandes obras pintadas por grandes maestros en cientos y cientos de páginas, en hermosos y sagrados libros, guardados en Tesoros inaccesibles para otros durante tiempos incontables. Tendremos el privilegio de presenciar las disputas entre los ilustradores de mayor talento, de conocer sus miedos y deseos más ocultos, de escuchar las leyendas más hermosas y de asombrarnos con una cultura tan basta como antigua que luchará por mantenerse perenne frente a la acometida de los nuevos estilos occidentales, frente al atrayente pero impío estilo de los francos. Detalle por detalle el escritor se encarga de desmenuzar esta historia hasta la médula en un libro minucioso, ambicioso y perfecto, para que no podamos hacer otra cosa que seguir leyendo y embriagándonos con las maravillas que nos muestra.
Me llamo Rojo es un libro grandioso desde todo punto de vista. La historia es atrapante y está bellamente narrada, con un estilo que no había leído nunca, hipnótico, oriental. Los personajes son sumamente complejos, sus sentimientos nunca están del todo claros, nunca son blancos o negros, sino que están constantemente matizados por los grises. Las relaciones entre ellos son siempre conflictivas y nunca parecen definitivas.
Además, la forma en que está escrito es sumamente original: cada capítulo es narrado por un personaje distinto, ya esté este vivo o muerto, o simplemente por una ilustración, una imagen, un color. Esto hace que podamos entender lo que piensa cada uno de los personajes desde dentro de su cabeza, sin intermediarios que distorsionen los hechos. Porque en esta historia hasta los árboles y caballos pintados sobre el papel son protagonistas y pueden hablar y contarnos las cosas más importantes. Y los colores, eternos testigos de los talleres y sus ilustradores, narran sus cromáticas impresiones.
El libro te atrapa desde el primer momento, con la irresistible prosa de Pamuk, ante la que es imposible mantenerse impasible, y tiene ese extraño don de provocar admiración al mismo tiempo que tristeza y melancolía al leerlo. Quizás sea la complicada historia de amor, la impotencia e ira que provoca la desapasionada indecisión de ella, o la oscura formalidad de él en respuesta. O tal vez la inquietante despreocupación del asesino, la insolente seguridad de los ilustradores que dirigen sus actos con impune descaro, la hipocresía y la envidia, la extraña amistad verdadera o ficticia. O quizás sólo sea esa melancolía profunda, esa nostalgia absoluta que parece emanar de cada palabra, de cada ilustración, de cada mirada brillante, de cada corazón oprimido. Un sentimiento grisáceo que tiñe cada movimiento de pincel, cada historia que se narra con monótona igualdad y que parece haber estado allí desde hace tanto tiempo que ya nadie recuerda. Una cultura muy distinta a la que conocemos, que tiene tantas exóticas maravillas que sorprenden y asustan por igual y que nos hacen comprender la profunda complejidad que distingue cada uno de sus actos.
Entonces no es extraño que al tiempo que vamos leyendo la historia nos sumerjamos irremediablemente en este mundo alejado y misterioso, a través de parábolas contadas por los ilustradores sobre el estilo y la religión, el modo de ver el mundo de Dios, la ceguera, la vida, la muerte. Y se torna inútil que trate de enumerar los sentimientos que provoca su lectura, o que intente desentramar una historia tan profunda, que tiene tanto drama y suspenso como amor, filosofía y arte, porque jamás terminaría de hacerlo. Por eso sólo puedo recomendar su lectura, un placer y un desafío, un viaje de ida del que es imposible arrepentirse.
Escrito por
Matías F
a los
12:35:00 p. m.
|
Etiquetas: Crítica
viernes, febrero 09, 2007
La Peste Amarilla
Escrito por
Matías F
a los
1:55:00 p. m.
|
Etiquetas: Diario
lunes, febrero 05, 2007
"Extranjero"
[ Sobre "Asesinos sin rostro", de Henning Mankell ]
Escrito por
Matías F
a los
12:04:00 p. m.
|
Etiquetas: Crítica
lunes, enero 29, 2007
Abuela
Aunque había dormido las mismas seis horas que dormía cada día reglamentariamente, sentía como si recién se hubiese acostado. Las sábanas revueltas luego de una noche larga y difícil le inspiraban una extraña soledad, esa soledad que solo se siente luego de despertar miles de mañanas en la misma cama, en su misma interminable y desolada extensión, con la misma persona, con las mismas sábanas revueltas, ya no por noches de pasión sino de insomnio, viejos recuerdos y memorias de almohada.
Se levantó despacio y como pudo, observó su cuerpo desnudo en el espejo, a contraluz, en la pesada atmósfera de su habitación, cargada de años, joyas en desuso y portarretratos con polvo, y comprobó que no era el de antes. Una espalda encorvada, unas manos corroídas por la artritis, la piel arrugada y las carnes caídas le recordaban que muchas primaveras habían pasado por allí y que la vejez había llegado ya hacía mucho tiempo. Antes de tiempo.
Se preguntó entonces dónde habrían quedado aquellos días de piel tersa y músculos firmes, de mirada decidida y sonrisa perfecta. ¿En esos días interminables de calor y trabajo bajo el sol? ¿En aquel caballo que montaba, en aquellas ovejas que arriaba, en esas habas que cosechaba? ¿O en esos ñoquis, amasados 29 tras 29 con infinito amor materno, cuando no trabajaba como hombre y rigor paterno? ¿Tal vez en ese gritos de enojo, o en aquel otro de mando? ¿En esas alegrías, en esos rencores, en esas lágrimas que habían secado sus ojos tantas veces de tristeza y alegría? ¿O tal vez en aquellos muros levantados palmo a palmo, mitad ladrillo y mitad esfuerzo, mitad cemento y mitad recuerdo, y que aún hoy se mantenían perennes a su alrededor? No lo sabía, pero entendía que habían quedado muy lejos, demasiado, y que hoy se descubrían tan solo en algún resquicio de su memoria, en alguna foto sin color colgando junto al espejo, testimonio de una belleza de antaño.
Vaciló un poco antes de incorporarse por completo. Ochenta años habían pasado por ahí. Ochenta es mucho, pensó. Una vida entera de sacrificios, siembras y cosechas: hijas, nietos, bisnietos, sus pequeñas alegrías de cada día, esculturas modeladas con amor y empeño y de las que podía sentirse profundamente orgullosa. Su combustible para seguir andando. Los años no habían pasado en vano, pensó, su obra estaba hecha pero se encargaría de seguir puliéndola día tras día, como pudiera y como quisiese, con una palabra o un consejo, una mirada o un beso. Para que su marca no se borre jamás, para que su obra perdure por siempre.
Escrito por
Matías F
a los
2:49:00 p. m.
|
Etiquetas: Ficción
miércoles, enero 24, 2007
El arte del engaño
[ Sobre "Arte menor", de Betina González ]
Escrito por
Matías F
a los
12:16:00 p. m.
|
Etiquetas: Crítica
martes, enero 23, 2007
Gajes del oficio
Escrito por
Matías F
a los
12:08:00 p. m.
|
Etiquetas: Diario
lunes, enero 15, 2007
¡América!
He aquí primer párrafo de la primera novela de Federico Andahazi, fértil escritor argentino que ha escrito varias otras novelas de ese tiempo a esta parte, la última de ellas "El Conquistador" (Premio Planeta 2006) se encuentra ahora en mi mesa de luz.
Novela mitad histórica mitad ficción, relata el drama del anatomista Mateo Colón, sus preocupaciones, amores y desamores, objetivos, todo con el trasfondo de una época renacentista y fuertemente cristiana, donde una descubrimiento como el de él no sería precisamente bienvenido por la comunidad de las altas esferas. Personajes poco delineados, casi esfumados, la novela queda, a mi parecer, a mitad de camino, entre histórica y de suspenso. No va más allá, su prosa no es brillante ni mucho menos; es correcta, no innova, se queda ahí, en la historia del descubrimiento y sus consecuencias. ¿Qué descubrimiento? Como compara el párrafo arriba transcripto, el de la América de Mateo. El origen del pecado, la sede del placer. El alma de la mujer puesta a disposición de las manos del hombre. Peligroso descubriento para esa época, triste destino para su descubridor.
Novela playera, liviana y sin demasiado gusto. Como yogurt light.
[ Sobre "El Anatomista", de Federico Andahazi ]
Escrito por
Matías F
a los
12:01:00 p. m.
|
Etiquetas: Crítica
jueves, enero 11, 2007
Despertadores en la orilla
El sol emite sus radiaciones sin obstáculos, ninguna nube se anima a interponerse en su camino de luz hoy. Mojo mis pies en el agua, que avanza tímida y tramposa hacia un castillo recién construido unos metros más allá.
Son esos momentos de pasajera paz los que busco, son esos minutos de deliciosa tranquilidad los que con tanto empero busco por todos lados, todo el tiempo. Y al fin encuentro.
Sumido en cavilaciones me encuentro cuando de repente cruza el aire como un cuchillo afilado el insoportable ruido de un celular que me haya desprevenido, cortando el silencio, desprolijo, sacándome del sueño como un despertador viejo y vengativo y arrojándome sin piedad a la obra de un inexperto imitador de Dalí, relojes semisumerjidos en la arena caliente, pedazos de realidad arrastrándose y cayéndose a pedazos desde un pincel desdentado. Recordándome y recordándoles a todos que el paraíso no existe, que los engranajes siguen aceitados y girando, que la rutina nos acecha a la vuelta de cada esquina, a nosotros, eternos autómatas de un cuento sin principio ni final.
Escrito por
Matías F
a los
5:04:00 p. m.
|
Etiquetas: Ficción
viernes, enero 05, 2007
El orígen de la angustia
Ahora advierto que escribía cada vez que era infeliz, que me sentía solo o desajustado con el mundo en que me había tocado nacer. Y pienso si no será siempre así, que el arte de nuestro tiempo, ese arte tenso y desagarrado, nazca invariablemente de nuestro desajuste, de nuestra ansiedad y nuestro descontento. Una especie de intento de reconciliación con el universo de esa raza de frágiles, inquietas y anhelantes criaturas que son los seres humanos."
Acabo de terminar Sobre Héroes y Tumbas, libro de culto del reconocido escritor argentino Ernesto Sábato, en él nos habla de la soledad, la traición y la angustia. Nos cuenta, a la vez, la historia de una familia oligárquica de Buenos Aires venida a menos y la insipiente y extraña relación de ¿amor? entre Alejandra y Martín, dos jóvenes perdidos en su angustiosa existencia. Historia nacional e individual se entretejen en este libro oscuro y desgarrador por momentos, donde no faltan las cavilaciones metafísicas y las dudas existenciales, donde la metáfora y el diálogo se dan la mano para narrar de forma impecable una historia confusa que se va desenmarañando de a poco. Es un libro muy bueno, aunque puede resultar un poco pesado y a veces su excesivo dramatismo puede oprimir el alma del lector.
El fragmento que elegí pertenece ya a las últimas páginas, las mejores a mi parecer. El último capítulo, donde uno de los personajes se hace omnisciente y narra en forma e monólogo las venturas y desventuras de la familia Olmos y Vidal, y va mechando con ella impecables pasajes de meditación personal, como el que precede. Y lo elegí porque su punto de pista me pareció por demás interesante. ¿Cuándo escribimos? ¿Cuándo nos sentimos enajenados de este mundo que nos rodea? ¿Creamos nuevas realidades para escapar de la que nos atormenta? Algo de cierto hay, escribimos o pintamos o esculpimos cosas nuevas que no encontramos en el mundo que nos rodea. El arte es una manera segura de alejarse de la realidad sin caer en la locura. Y a veces, como el personaje de este libro, nos sentamos a escribir cuando alguna pena o sentimiento obnubila nuestra alma y logra arrancarnos de la monótona existencia, nos eleva por sobre ella y nos ilumina con la inspiración creadora que necesitamos. Y entonces sí, damos rienda suelta a la imaginación con furia, como si corriésemos alejándonos de una prisión invisible que nos oprime y hace infelices.
No quiero extenderme más, es un libro que da para hablar mucho, ya que toca variadas problemáticas de nuestra existencia de una manera particular e inteligente, y es mejor sólo decirles que lo lean ustedes y saquen sus propias conclusiones. Después, si quieren, seguimos debatiendo.
Para terminar, les dejo un párrafo que me encanta, para que sigan pensando sobre la dualidad del ser humano y la angustia que baña (¿y caracteriza?) su existencia:
"Mientras que el hombre, al levantarse sobre las dos patas traseras y al convertir en un hacha la primera piedra filosa, instituyó las bases de su grandeza pero también los orígenes de su angustia; porque con sus manos y con los instrumentos hechos con sus manos iba a erigir esa construcción tan potente y extraña que se llama cultura e iba a iniciar así su gran desgarramiento, ya que habrá dejado de ser un simple animal pero no habrá llegado a ser el dios que su espíritu le sugiera. Será ese ser dual y desgraciado que se mueve y vive entre la tierra de los animales y el cielo de sus dioses, que habrá perdido el paraíso terrenal de su inocencia y no habrá ganado el paraíso celeste de su redención. Ese ser dolorido y enfermo del espíritu que se preguntará, por primera vez, sobre el por qué de su existencia."
Escrito por
Matías F
a los
12:27:00 p. m.
|
Etiquetas: Crítica
lunes, enero 01, 2007
Primero
El 2006 fue un año muy intenso y distinto, que me hizo crecer y madurar en muchos aspectos. Y mi antiguo blog quedó como parte de un época pasada, un ciclo terminado. Por eso, aunque al principio no estaba demasiado convencido, decidí dejarlo cerrado y en su lugar abrir otro, un poco distinto tal vez, y al mismo tiempo similar en escencia al anterior.
Espero que les guste, me costó bastante hacerlo solo, considerando que no se nada de templates y esas cosas. Con el tiempo iré puliéndolo y agregándole cosas para mejorarlo, todavía le faltan cosas pero tenía muchas ganas de abrirlo ya, con el comienzo del año.
Que este 2007 sea un excelente año para todos, que podamos alcanzar las metas que tenemos en la agenda y cumplir los sueños que nos hacen vivir, y que tengamos otros, nuevos, para seguir avanzando. Brindo por la paz y la felicidad especialmente, por la familia y los amigos. Por que podamos leer mucho y escribir otro tanto.
Un gran saludo y bienvenidos a todos.-
Escrito por
Matías F
a los
5:25:00 p. m.
|
Etiquetas: Diario